Hotel Miramar de Laredo

El Hotel Miramar de Laredo se presenta como un establecimiento de profundos contrastes, un lugar donde la experiencia del huésped parece depender enteramente de las expectativas personales y de la suerte. Su principal y más aclamado atributo es, sin duda, su ubicación. Situado en el Alto de Laredo, ofrece unas vistas panorámicas de la bahía y la playa de La Salve que son descritas de forma unánime por los visitantes como espectaculares e impagables. Esta posición privilegiada, sin embargo, es también su mayor inconveniente, un factor crucial a considerar antes de realizar una reserva.

La Promesa y la Realidad de las Instalaciones

Al analizar las opiniones de quienes se han alojado aquí, emerge una narrativa dual. Por un lado, hay huéspedes que valoran su "encanto especial", describiendo una atmósfera tranquila que parece haberse detenido en los años 80. Para este perfil de viajero, el hotel es acogedor y correcto. Sin embargo, una mayoría considerable de las críticas apuntan a una realidad menos romántica: unas instalaciones anticuadas que, según afirman, necesitan una remodelación urgente. La calificación oficial de tres estrellas es un punto de discordia frecuente, con muchos comentarios señalando que el estado actual del hotel no justifica tal categoría, comparándolo desfavorablemente con hostales baratos y casas rurales que ofrecen una mejor experiencia por un precio inferior.

Uno de los problemas más citados es la falta de aire acondicionado en las habitaciones. En los meses de verano, esta ausencia convierte las estancias en auténticos "hervideros", dificultando el descanso. A esto se suman quejas sobre colchones hundidos o de tamaño inadecuado para las bases, almohadas extremadamente finas y una escasez de enchufes en lugares convenientes, como junto a las mesitas de noche.

Limpieza y Mantenimiento: Un Sorteo

La limpieza es otro de los campos donde las opiniones se bifurcan radicalmente. Mientras algunos huéspedes aseguran que el hotel está "limpio como una patena", otros relatan experiencias completamente opuestas. La moqueta, presente en pasillos y habitaciones, es el foco de numerosas críticas negativas. Se describe como un elemento antihigiénico, lleno de manchas de origen desconocido y con un persistente olor a humedad. Esta discrepancia sugiere una posible inconsistencia en los estándares de mantenimiento, convirtiendo la limpieza en un factor impredecible para el futuro cliente.

La Zona de la Piscina: Potencial Desaprovechado

La piscina exterior, que podría ser uno de los grandes atractivos gracias a las vistas, también recibe duras críticas por su estado de dejadez. Los visitantes han reportado tumbonas sucias, la ausencia total de sombrillas para protegerse del sol y la peculiar práctica de pasar el limpiafondos automático durante las horas de baño, interrumpiendo la tranquilidad de los huéspedes. La falta de iluminación nocturna, con focos vacíos sin bombillas, remata la imagen de un área con un gran potencial que no recibe la atención necesaria.

El Factor Humano: Del Trato Familiar a la Hostilidad

El servicio es, de nuevo, un elemento de contradicción. Hay reseñas que alaban la amabilidad y la profesionalidad del personal, describiendo un trato familiar y servicial que mejora notablemente la estancia. No obstante, otros relatos son alarmantemente distintos, centrados en experiencias muy negativas, particularmente con una joven empleada de recepción calificada de "borde" y "maleducada". Algunos testimonios mencionan una aparente falta de personal, con un único empleado atendiendo la recepción y el bar simultáneamente, lo que podría explicar parte de la tensión y el mal servicio percibido. La percepción general es que el servicio puede variar drásticamente dependiendo de quién esté de turno.

Servicios de Restauración: El Desayuno en el Punto de Mira

El servicio de desayuno es otro punto débil recurrente. Con un coste de 7€ por persona, los huéspedes lo describen como "deprimente" y de baja calidad, compuesto principalmente por bollería industrial y embutidos envasados de marca blanca. El problema más grave, sin embargo, es la gestión del buffet. Varios clientes se han quejado de que el personal deja de reponer los productos mucho antes de la hora de finalización del servicio (que es de 8:30 a 10:00), llegando a encontrarse sin opción de desayunar a las 9:15. Aunque el hotel reembolsó el importe en esas ocasiones, la situación generó una gran frustración.

Ubicación: Entre Vistas de Ensueño y un Acceso Complicado

Volviendo a su ubicación, es fundamental entender sus implicaciones prácticas. Para llegar al centro de Laredo o a la playa, hay que descender una cuesta empinada de aproximadamente 1.5 kilómetros, un trayecto que puede llevar entre 20 y 30 minutos a pie. El verdadero desafío es el regreso, ya que la subida es considerable. Aunque se puede optar por el coche, aparcar en Laredo durante la temporada alta es una misión casi imposible. En este sentido, el pequeño parking gratuito del hotel es una ventaja significativa. Quienes buscan un alojamiento económico y céntrico para dormir en Laredo deben sopesar si las vistas compensan la distancia y el esfuerzo físico o la dependencia del vehículo.

¿Merece la Pena?

En definitiva, el Hotel Miramar de Laredo es un establecimiento que vive de su espectacular panorámica. Es una opción a considerar para viajeros que prioricen unas vistas excepcionales por encima de las comodidades modernas y que no les importe el ambiente retro o la ubicación apartada. Sin embargo, quienes busquen instalaciones actualizadas, un servicio consistentemente profesional y la comodidad de un hotel moderno probablemente se sientan decepcionados, especialmente considerando un precio que muchos consideran elevado para la calidad ofrecida. Antes de reservar este hostal o hotel, es crucial leer las opiniones más recientes y decidir si sus innegables puntos fuertes superan sus considerables y bien documentados puntos débiles. La experiencia en este lugar parece ser, más que en ningún otro, una cuestión de perspectiva y prioridades.