Hostal Sant Joan
AtrásUbicado en el Carrer Sant Joan, 12, en Martorell, el Hostal Sant Joan se presenta como una opción de alojamiento económico para quienes visitan esta zona de la provincia de Barcelona. Sin embargo, un análisis detallado de las experiencias de los usuarios y de hechos recientes de dominio público dibuja un panorama complejo y, en gran medida, preocupante para cualquier potencial cliente. La información disponible sugiere que este establecimiento dista mucho de cumplir con los estándares mínimos esperados, incluso para un alojamiento de bajo coste.
Una Acumulación de Deficiencias Graves: Limpieza y Mantenimiento
El aspecto más consistentemente criticado por quienes se han alojado en este hostal es su estado de conservación e higiene. Las opiniones de hostales suelen ser variadas, pero en el caso del Hostal Sant Joan, el consenso es abrumadoramente negativo. Huéspedes de diferentes épocas describen un escenario casi idéntico: suciedad generalizada, olores desagradables y un abandono evidente en las instalaciones. Un visitante lo describió sin rodeos como un lugar "penoso, sucio muy sucio, huele mal, como a pozilga". Esta percepción se refuerza con comentarios que señalan que las duchas "dan asco" y que las paredes tienen un color indefinido debido a la falta de limpieza y mantenimiento.
El mobiliario y las instalaciones no corren mejor suerte. Se mencionan colchones hundidos por el uso excesivo, lavabos rotos y soluciones improvisadas tan precarias como un cable haciendo las veces de tirador de la cisterna. Un huésped lo calificó como el lugar "perfecto para rodar pelis de terror", una hipérbole que, no obstante, transmite la profunda insatisfacción con el estado material del establecimiento. Estas críticas no son recientes; se extienden a lo largo de casi una década, lo que indica un problema estructural y una aparente falta de inversión o interés por parte de la gestión en ofrecer unas condiciones dignas.
Un Punto de Inflexión: Clausura Policial y Problemas Legales
Más allá de las graves deficiencias en limpieza y comodidad, el Hostal Sant Joan ha sido protagonista de un suceso que lo sitúa en una categoría de riesgo completamente diferente. En marzo de 2025, el establecimiento fue clausurado tras una operación conjunta de la Policía Local de Martorell y los Mossos d'Esquadra. La intervención policial no fue una simple inspección administrativa. Según informaron diversos medios de comunicación, las autoridades confirmaron que el hostal servía como escondite para delincuentes que buscaban evadir a la justicia.
Durante la inspección que llevó a su precinto, se descubrieron múltiples infracciones graves. Entre ellas, la no implementación del registro obligatorio de viajeros, una herramienta clave para el control y la seguridad. También se detectaron reformas relevantes realizadas sin los permisos municipales correspondientes y, como ya señalaban los huéspedes, un estado general de insalubridad. El operativo culminó con la detención de un individuo que se alojaba en el hostal y sobre el que pesaba una orden de ingreso en prisión. Este evento confirma las peores sospechas y plantea serias dudas sobre la seguridad y el tipo de ambiente que un viajero podría encontrarse en estas instalaciones.
¿Qué implica esto para el viajero?
La elección de hostales o pensiones a menudo responde a la necesidad de encontrar hostales baratos, pero la seguridad nunca debería ser un factor a sacrificar. El hecho de que un establecimiento haya sido utilizado para actividades ilícitas y que, además, no cumpliera con normativas básicas como el registro de huéspedes, es una bandera roja de enorme magnitud. Indica una gestión negligente que pone en riesgo no solo la comodidad, sino también la integridad de sus clientes. Un entorno donde la legalidad es laxa puede atraer a una clientela indeseable y generar situaciones de inseguridad para el resto de los huéspedes.
La Experiencia del Cliente: Más Allá de lo Material
Las críticas no se limitan al estado físico del hostal, sino que también apuntan a un trato deficiente hacia el cliente. Una usuaria relató una experiencia de desconfianza por parte de la propietaria, hasta el punto de no recibir la llave de su propia habitación. Este tipo de trato, sumado a las pésimas condiciones, compone una experiencia de cliente extremadamente negativa. La hospitalidad, incluso en los hostales céntricos más modestos, es un pilar fundamental, y su ausencia agrava la ya larga lista de problemas del Hostal Sant Joan.
En medio de un mar de valoraciones de una estrella, aparece una única reseña de cinco estrellas. Sin embargo, su contenido, "A mí ex le encantaba ir", es ambiguo y carece de detalles que puedan ofrecer un contrapunto real a las abrumadoras críticas negativas. No describe las instalaciones, la limpieza ni el servicio, por lo que su valor informativo es prácticamente nulo y no logra equilibrar la balanza de opiniones.
¿Vale la pena el riesgo?
El Hostal Sant Joan de Martorell se encuentra en una situación crítica. Aunque su ubicación pueda resultar conveniente y su precio, presumiblemente bajo, pueda atraer a viajeros con un presupuesto muy ajustado, la evidencia disponible desaconseja seriamente su elección. Los problemas van desde una falta de higiene y mantenimiento que ha sido calificada como deplorable por múltiples usuarios a lo largo de los años, hasta un gravísimo incidente de seguridad que culminó con su clausura por parte de las autoridades. La función del establecimiento como refugio para delincuentes es un hecho documentado que trasciende las meras opiniones subjetivas y lo convierte en una opción de alto riesgo. Para quienes buscan alojamiento económico, existen numerosas alternativas donde el bajo coste no implica renunciar a la limpieza, la seguridad y un trato digno, elementos indispensables para cualquier estancia, por breve que sea.